Recaudación tributaria creció 5.3% en el tercer trimestre de 2024
México, D.F. 15 de agosto 2012 (Quadratín).- En el norte del estado de Veracruz, zona conocida como la Huasteca, nombre que comparte con Tamaulipas, San Luis Potosí e Hidalgo, se ubica el municipio de Álamo Temapache, cuya actividad económica se basa en la producción de cítricos como naranja, toronja y tangerina.
Temapache tiene el título de Tres Veces Heróico porque tuvo que afrontar tres embates: el primero, del pirata francés Lorencillo; el segundo, del pirata inglés Scott, y el tercero, en la Revolución Mexicana, donde el General Manuel Peláez apoyó a las compañías petroleras extranjeras y dominó completamente la Huasteca, donde organizó un pequeño grupo militar que controlaba la región.
Ahora sus habitantes libran otra batalla. Este vez, contra la naturaleza. En concreto, contra Ernesto, que puso en aprietos a seis mil de las 20 mil familias que viven aquí.
El enemigo que enfrentan es tal vez el más despiadado. De nombre Ernesto, es la tormenta tropical que en tres días y tres noches les quitó todo. Sus armas (el agua y el viento) arrasaron con muebles, autos, techos y paredes.
Pero Ernesto no pudo doblegar la dignidad, el orgullo jarocho, ése que una vez sí y otra también hace que de las derrotas surjan hombres y mujeres fortalecidos, prestos a tomar la jarana y el arpa para cantar cómo vencieron a la adversidad.
Para muchos no hay nada qué festejar. Para ellos, como para el Secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, sí hay un motivo. El más grande que puede haber: ¡se salvó la vida!
Pero como dijera el Titular de la Sedesol, hoy es tiempo de trabajar. Ya vendrá el momento de agarrar la jarana y hacer la fiesta.
Y así, amainada la tormenta, hombres, mujeres, ancianos, jóvenes y niños pusieron manos a la obra antes de que se los pidieran, para superar lo más pronto posible la desgracia. Las seis mil familias afectadas tomaron escobas, palas y picos para limpiar coladeras, calles, banquetas y casas. En dos días sacaron todo lo que las lluvias y vientos de Ernesto les llevó: desechos, lodo y agua que en algunas zonas alcanzó el metro y medio de altura.
Cuando llegaron las autoridades federales y estatales a supervisar los daños, grande fue su sorpresa al ver un pueblo en comunidad, un equipo como uno sólo, dedicado a restañar las heridas, más que a lamentarse de ellas. Como el ave Fénix, Álamo se levantó de lo que muchos pensaban su final. Hoy comienza a recobrar su tranquilidad y ritmo cotidianos.
Ahora comienza a verse lejana la madrugada del viernes 10 de agosto, cuando el agua inundó a esta localidad veracruzana, obligando a sus moradores a buscar refugio para salvar sus vidas y resguardar sus bienes.
El caso más dramático se vivió en el fraccionamiento Villas de San Clemente, según constataron el Secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, y el gobernador de Veracruz, César Duarte, quienes condenaron la construcción de viviendas en zonas de riesgo, cómo ésta, donde había humedales.
Pero hoy el pasado no importaba tanto. Al interior de las casas, el agua había marcado la altura de su destrucción: más de metro y medio. Todo se perdió: ropa, colchones, muebles, aparatos electrónicos, enseres de las cocinas y los juguetes de los niños. No hay modo de exagerar: las coloridas fachadas muestran la triste marca del agua.
Un jardín de niños, ubicado en la parte más baja del fraccionamiento, era la muestra palpable del daño: las pequeñas mesas y sillas, los juegos didácticos, el material educativo y hasta los dibujos de los niños resaltaban entre el lodo y las aguas contaminadas.
A su paso por el fraccionamiento, los funcionarios federal y estatal no dudaron en meterse al agua y al lodo. Ahí escucharon a los vecinos, también con las piernas dentro del agua y el lodo. Algunos colonos agradecieron los apoyosalbergues, despensas y agua potable-, pero otros pidieron reubicar sus hogares o realizar obras que eviten inundaciones futuras.
Posteriormente, el presidente municipal de Álamo Temapache, Arturo Ortíz Carballo, levantaría la voz para pedir a los partidos políticos que no busquen lucrar con la tragedia, que no hagan de la desgracia su río revuelto, propuesta a la que se sumó el Titular de la Sedesol al decir que la Sedesol no ve colores ni partidos, porque atiende seres humanos, para luego pedir a los habitantes de Santa Cruz, Arboledas, Chapultepec, Magisterial y Villas de San Clemente denunciar cualquier uso político que se quiera dar a la tragedia, que está más allá de cualquier ideología o color.
Lo principal es atender a la gente; la ayuda, más que un compromiso de gobierno es un acto de solidaridad y de calidad y calidez humanas.
Según los reportes iniciales, las afectaciones abarcan 39 colonias, con un estimado de 3 mil 912 viviendas dañadas, y 53 poblaciones con otras 2 mil 487 casas afectadas, para un total de 6 mil 399 hogares y 17 mil 851 personas afectadas.
En Álamo Temapache el sol vuelve a brillar, aunque su brillo es opacado por un resplandor inigualable: el del orgullo jarocho de trabajar unidos para salir delante de cualquier desgracia.
Ahora el pueblo de Temapache prepara la jarana, porque Heriberto Félix Guerra prometió regresar para el festejo.